
La vida te presenta todo tipo de retos y lo complicado es aprender a darle a cada uno la importancia adecuada. Hay retos increibles que alcanzamos sin darnos cuenta y a la vez minucias que nos llevan por el camino de la amargura. Pero al fin y al cabo cada uno tenemos nuestro propio umbral del dolor y nadie es quien para decirle al de la lado hasta que punto hay que preocuparse, ni si es mejor preocuparse mucho o poco. Sin embargo existen también situaciones en las que pedimos a gritos silenciosos que alguien nos marque el camino y lo que no vemos, o incluso no nos atrevemos, es dibujar cada uno nuestro propio camino.
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