Cuando faltan las palabras, cuando no encuentras las que expresen de forma clara los sentimientos que recorren hasta la ultima gota de sangre de tus venas... esas palabras que durante toda una tarde encerrada en la habitación no paran de confundirte, cruzarse y chocarse con las paredes y así pintandolas de colores diferentes... amarillos de alegría, blancos de sinceridad, verdes de esperanzas, rojos de pasión, azules de tranquilidad, morados de recuerdos, grises de melancolía, rosas de ternura, naranja de cosquillas...
Yo en ese momento saldría corriendo a cumplir mis sueños, luego a hacer lo que se espera de mi, luego lo que es moralmente correcto y luego a tumbarme en un césped con los brazos extendidos y con las palmas de las manos notando esa frescura e imaginando los millones de historias que se podrían vivir allí... y así me quedaría esperando lo que venga después... con mis sentimientos, mis palabras, mis sueños, vuestras expectativas y lo moralmente correcto
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